- Evaluación inicial: Se exploran las características de la pérdida, el contexto vital del doliente, sus recursos de afrontamiento y la intensidad de los síntomas.
- Diferenciación diagnóstica: El profesional distingue entre un duelo normal, un duelo complicado y una posible depresión clínica, asegurando el enfoque terapéutico más adecuado.
- Prevención: Se ofrecen herramientas y estrategias para personas que anticipan una pérdida, preparándolas para el impacto emocional.